Mapuche Capitalista

¿Se puede vender la cultura? Hablemos de la metáfora del mapuche capitalista, del comerciante con máscara de mapuche, que vende nuestra cultura sin saber nada de ella...¿Qué vendemos realmente en el Pueblito los Domínicos?

Nací entre medio de los cantos del ruiseñor, en medio de la brisa de los árboles, del cielo infinito azulado siempre queriendo decirme algo. Mi nombre es Pehuén, y mis ojos por mucho tiempo protegieron cada paso de mi gente.
Un día, cuando teníamos que ir al Nguillatún, mi madre hizo mote y muday, para llevárselo a la machi. Nos pintamos la cara para bailar, y empezamos a dar vueltas en medio de las personas, cuando la machi se acerco a mi, y me dijo en el oído: Pehuén, se vienen grandes cambios. Yo me largué a correr hasta el lago para suplicarle a Gnechen que tuviera piedad de nosotros. Pasaron muchos días y todo comenzó a extinguirse, las ovejas de mi madre amanecieron todas muertas. Es que hace mucho tiempo reclamaban por las tierras a donde teníamos a nuestros animales, decían que mi padre se las vendió, pero fue estafado, la plata que le dieron no le alcanzó ni para comprarse los caballos que tanto quería. Por lo que con mi madre decidimos nunca darle esas tierras, tampoco culpábamos a mi padre que ya estaba muerto. Luego nuestro piñón preferido desapareció, así como lo hicieron muchos árboles, el aire que respirábamos no era el de campo, era un aire negro maléfico que me decía que íbamos a desaparecer como cenizas por el cielo. Después vinieron casas en llamaradas, condominios, toda la vista desaparecía. Así fue muriendo mi gente, muchos de pena y otros por enfermedades nuevas. Mi madre ya apenas respiraba, y la machi estaba todos los días en mi casa diciéndome que estuviera preparado para su muerte. Me dolía su partida, pero los dioses la estaban esperando para ser parte de ellos, y no creo que le hubiese gustado seguir viendo cómo desaparecemos. Miraba de lejos a los niños, que eran el futuro, y siempre que hablaba con ellos les decía que nunca les diera vergüenza ser lo que son, porque nuestros ancestros dieron la vida por nosotros y eran valientes guerreros, aunque de nuestra cultura todo fue desapareciendo. Nuestra misma gente mapuche vendía hasta nuestros instrumentos folklóricos, nuestras manifestaciones espirituales y tradicionales, que distinguen y responden a los intereses de nuestro pueblo, del pueblo mapuche, del grupo originario del país. Gracias a las tradiciones, nuestras costumbres siguen transmitiéndose de generación en generación. Los vendían para sobrevivir, vendían tallados de nuestro pueblo, instrumentos religiosos como el kultrún, que lo usamos en el machitún y sólo debe usarlo la machi. Muchos vendían tejidos y collares de nuestra artesanía hechos hasta por ancestros, solo por un poco de dinero. A veces venían artesanos de un lugar llamado Pueblito los Domínicos que quedaba en Santiago. Estaba frente a una iglesia, y es un monumento nacional. Es un lugar al aire libre, con muchos puestos de personas que venden artesanías tradicionales, artes únicos basados en las tradiciones de nuestra cultura, hechos con sus propias manos, y también artesanías contemporáneas. Pregunté a personas del lugar qué era, porqué su importancia, y me contaron que eran tierras que pertenecían al cacique Apoquindo, y que pasaron a ser de Don Pedro de Valdivia, quien le dio las tierras a Doña Inés de Suarez, en 1544, y que luego los Canisbro construyeron una casa y una capilla, en 1767. En 1803, los Canisbro legaron los terrenos a los padres de la Recoleta Domínica. La parte de la historia donde se vuelve comercial es esta: aproximadamente en 1978, se instalaron dos artesanos cerca de la iglesia, artesanos que atrajeron más artesanos hasta llegar a ser todos los que son hoy, aproximadamente 160. Y ahora ellos venían a observarnos y pronto les regalábamos elementos de nuestro folklor por un poco de dinero. Les tratábamos de explicar los símbolos, pero a ellos no les interesaban, y un día supe, por uno de ellos, que les sacaban más dinero de a lo que le vendíamos nosotros, ese dinero que nos hizo ser avaros y llenos de necesidades que nunca antes tuvimos. Desaparecía nuestra historia, folklor y tradiciones, y cada uno se preocupaba de su supervivencia. Muchos renunciaron a sus nombres por otros que no eran nuestros. Comencé a arrugarme de tanto sufrimiento, de tanta maldad, solo añoraba los tiempos pasados donde el sol resplandeciente inundaba el valle. Y así comenzó mi cabeza a vivir solo de recuerdos. Cuando ya era mi casa la única que no se había podido vender nunca, porque sí te puedo decir que quisieron hacer una de esas casas grandes de muchos pisos, y yo no quise, me trataron de convencer y me dijeron que iba poder comprarme una mejor, más grande, pero no podía regalar mi historia, mi cultura ni mis valores. Hubiese querido que alguien luchara por mi, pero yo sabía que algunos de los jóvenes que les enseñé, iban a resurgir, y volver a nuestras raíces. Por lo menos eso esperaba. En el fondo, deseaba que en como todo cuento con un final feliz, hubiese un héroe que nos rescatara. Comenzó la lucha por sacarme de mi casa, se murió todo lo que estaba alrededor de ella, el río lleno de basura, los animales muertos, pero yo resistí hasta que la muerte me envolvió en su manto frío, y fui parte del cielo. Me convertí en estrellas protegiendo a los pocos que quedaban de mi pueblo.



historia: C.A.D
información: Andrea Cristi.-



resulta increíble pensar que los propios chilenos no valoremos nuestro propio cobre y que el gringo se interese en comprarlo, considerandolo algo hermoso y no nosotros. ¿cuánto valoramos realmente nuestra cultura? ¿creen qué la cultura chilena es desconformista con sus raíses y con sus propios materiales? Talves por eso es que los chilenos se esfuerzan tanto por imitar lo europeo, exactamente porque no valoramos lo nuestro, no valoramos al mapuche y al artesano, al folcklorista y el que nutre su escencia. ¡QUE PENA TENGO, LLORA MI ALMA!, porque nuestro chile es una máscara más entre muchos países. Felicitaciones a esta mujer del pueblito de los dominicos, que aunque sea una mescla de comercial y artesanal, tiene su propio taller, donde crea sus cosas y trabaja con cobre, para crear cosas maravillosas, ¡que pena que solo la compren los gringos y que su arte solo este dedicado para ellos y no para el chileno!. Basta de eso, basta de no valorar lo que tenemos. La hermosura siembre nuestra tierra, somos ricos de tantas cosas, tradiciones, cultura, cobre! tantas cosas, entre ellas el mapuche. Valoremoslas hermanos, yo quiero que amemos a mi tierra, a mi chile.
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Queridos hermanos,

Vengo hoy con un importante mensaje a mi pueblo, y es que no he podido dejar de horrorizarme con lo que mis ojos han visto. Es sabido ya, que nuestro pueblo esta en decadencia, aunque es difícil aceptarlo y aunque entre algunos nuestras creencias nunca morirán, cada vez somos menos y cada vez son más los que nos abandonan por el mundo de la tecnología. Es verdad que nos dan pocas oportunidades para insertarnos en el sistema, y es verdad que aunque nos excluyan de él, nosotros les hemos facilitado el camino. Con lo que he visto me queda claro. Hemos abierto nuestras mentes en un principio por que somos todos hijos de la Tierra, somos todos hermanos, y debemos compartir nuestros principios y creencias. Pero creo que nos hemos desvirtuado de este camino, y hay personas que han aprovechado nuestra situación para conveniencia propia. Así es hermanos, ¿es que acaso no se han dado cuenta? Exploren más allá de nuestro mundo y verán fácilmente la respuesta a mi pregunta: nuestras ideologías, cosmovisión, principios, cultura, tradiciones, nuestro folklor, está en venta. Sí, queridos hermanos, lo más importante para nosotros, de lo único que estamos seguros, eso, esta en venta. Así de simple. Sé que es difícil de imaginar, ¿cómo algo tan importante podría alguna vez ponerse en venta, prostituirse por dinero? Es algo tan grave que a mi también me ha dejado impactado. Viajé hace dos semanas a Santiago, lo recorrí y me di una vuelta por un lugar muy especial, llamado Pueblito los Domínicos. Muy especial porque creo que es eso, en el mal sentido de la palabra, al intentar vender nuestras creencias. Venden nuestros instrumentos a precios que no son aptos, ¡venden el kultrún por un precio algo más alto que les salió comprar el cuero! Nuestro instrumento sagrado, usado para ceremonias religiosas, nuestro kultrún, que simboliza nuestro mundo, mitad visible y mitad invisible, el mundo de los humanos y de los dioses y espíritus. Eso está en venta. Y eso no es todo, lo venden como si nada, y no tienen la mínima idea de lo que simboliza y significa el kultrún. Los tienen colgados en vitrina. Tienen nuestras creencias en la vitrina.
Es por eso, hermanos, que hago un llamado a nuestro pueblo, al pueblo que lo ha soportado todo con fuerza, al pueblo luchador y que se mantiene siempre firme, ¡a que no soportemos este robo! Aguantamos que no nos acepten, hemos luchado por nuestras tierras aunque nos han sido arrancadas, pero no aguantaremos el robo de nuestra cultura. La compartiremos con quienes se interesen realmente en ella, según sus intenciones, pero no la pondremos en venta, ni nosotros, ni ellos. Hago un llamado a reflexionar sobre nuestra historia, sobre nosotros y el mundo como lo conocemos. Hago un llamado a no vender nuestras creencias y a pensar en el valor de estas. Hago un llamado a un cambio de actitud; no dejaremos que lo más importante que tenemos, nos sea robado y vendido. Confío en mi pueblo, y es por eso que les hago este comunicado, en el cual deposito toda mi confianza para que la situación cambie: No dejaremos que lo más importante que tenemos, lo que somos, sea vendido.

Muchas gracias, y fuerza.

(Andrea Cristi.-).

No nos deja de asombrar el hecho de que algo con tanto valor cultural, tradicional y folklórico, se pueda vender tan fácilmente y además no es del todo verdad. Vamos por partes: ¿la cultura, la tradición y el folklor se pueden vender? A nuestro juicio, no es algo que se venda, más bien algo que se adquiere y que se vive. Tienen un valor sentimental que no se puede traspasar con dinero. Y si se pudiera vender como algo material, sería muy valioso, pero hemos descubierto que en el Pueblito los Domínicos, la cultura se intenta vender, y a un precio no muy caro. Lo increíble aquí es que, más que cultura, son nuestros orígenes de los mapuches lo que se intenta vender. Cuando decimos que no es del todo verdad, nos referimos a lo que se vende... Los artesanos venden productos que proclaman como nuestras raíces, cuando en realidad el conocimiento que tienen sobre ellas es básico. ¿Cómo vender algo sin saber lo que es? Porque puede saber que esta hecho de madera y pintado con tempera y con tal y tal detalle, porque ellos son quienes lo hacen, pero nos referimos más específicamente a su esencia, lo que simboliza, su valor no capitalista pero realmente mapuche. Es por eso que decidimos mostrar al mundo esta verdad, del mapuche capitalista, denominado así como una ironía por el acto de intentar vender las tradiciones, la cultura y el folklor de nuestras raíces que vienen de la etnia mapuche, tan importante en nuestro país, y poco valorada.

Somos de la misma tierra,
Yo estuve ahí,
Cuando el ruiseñor cantó al amanecer.

Estuve en el soplido del viento,
Cuando mi gente caía.

Fui agua de la cordillera,
Para la sed de mi gente.

Mis ojos,
Estrellas protectoras.
Pero era tarde,
Nuestros ancestros,
Lloraban sangre,
derramada entre árboles.

¿no saben que yo fui el árbol que vio nacer al mundo?

Vi a Lautaro,
Vi a Caupolicán
guerreros que lucharon por la libertad.

Asi termina nuestra historia,
con nosotros deshechos। En el silencio le cantamos una melodía triste a nuestro dios Ngechén।
C.A.D

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¿Existe el mapuche capitalista?
O quizás es un capitalista con máscara de mapuche,
lo que traería varios beneficios en cuanto a la venta.
¿Los extranjeros aprecian más nuestras raíces que nosotros?
¿La tecnología nos mueve ante todo, incluso por sobre nuestra identidad?

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